Veronica Smink
BBC Mundo, Argentina
Para comprar una casa en Argentina hay una sola opción: tener dólares.
La moneda estadounidense es prácticamente la única que se acepta para
realizar transacciones inmobiliarias.
Es por eso que desde que la presidenta Cristina Fernández impuso fuertes
restricciones a la compra de divisas en el país, poco después de
obtener su reelección a fines de octubre pasado, el mercado inmobiliario
ha experimentado un freno que, según algunos operadores, alcanzaría el
30% en el caso de las propiedades usadas.Pero la venta de inmuebles no es el único sector afectado por lo que
algunos en Argentina están llamando un "corralito cambiario". Muchos
segmentos de la economía argentina se manejan en dólares, y la mayoría
de los ciudadanos ahorra en esa moneda.
No es un misterio entender por qué: hace cinco años que el país
padece una de las peores inflaciones del mundo. Las cifras oficiales
indican que el costo de la vida en Argentina es menor al 10% anual, pero
la credibilidad del organismo que calcula la inflación ha sido
cuestionada.
De acuerdo a estimaciones privadas el índice se
ubicaría entre el 22% y 24%, la segunda más alta de la región después de
Venezuela.
En ese contexto, los argentinos se refugian en el dólar para tratar de mantener su poder adquisitivo.
Un refugio
Pero la obsesión con la moneda estadounidense no
es nueva: hace muchas décadas que los argentinos apuestan al billete
verde como forma de ahorro, algo que los especialistas atribuyen a la
histórica inestabilidad de la economía local y a la incertidumbre de las
políticas económicas
La "ley de convertibilidad" que durante la década de los noventa
equiparó el valor del peso argentino con el dólar, y la consecuente
caída de la economía en 2001 que trajo consigo una repentina devaluación
del peso, ahondaron el vínculo con la moneda estadounidense y la
desconfianza en la moneda local.
Esto explica por qué a pesar de que en los
últimos años la divisa estadounidense se ha depreciado en muchas partes
del mundo, en Argentina la mayoría de los ahorristas sigue apostando al
dólar como moneda de reserva.
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